Por Manuel Gutiérrez.
En los días navideños leí al NY Times, por Thomas Gibbons, publicado el 22 de diciembre, en que acompaño a los soldados de Ucrania en la batalla durísima y sin terminar aún de Bajmut. Los seguidores de Zelensky acudieron a la cita, para filtrarse en la zona de guerra ocupando un edificio vacio, entre corrientes frías de aire, mientras buscaban con un visor telescópico de rayos infrarrojos, su trípode, una arma de largo alcance y una antena parabólica, Starlink, con batería.
El trabajo era simple. Identificar desde ese lugar las posiciones rusas con el infrarrojo, mientras “disfrutaban” de una vista de las ruinas de Bajmut, devastada, a oscuras y sin electricidad. A lo lejos la artillería del Zar que arrancaba fulgores con sus disparos en el horizonte las trayectorias de cohetes describían su parábola para encontrar su mortal destino.
Durante 48 horas-narra el reportaje- los soldados de Ucrania recabaron datos, con cálculos urgentes para obtener las coordenadas de las posiciones enemigas, y las comunicaciones eran transmitidas a una batería de cañones de Ucrania, ubicada a kilómetros de distancia.
Los reporteros del NYT, evidenciaron durante dos días completos con riesgo personal, la forma en que se libra la guerra, con gran violencia, a distancia en ocasiones, cuerpo a cuerpo en otras, pero con una sofisticada técnica que lleva al siglo actual una guerra que parece calcada de las narraciones de la segunda guerra mundial.
Bajmut es un batalla que se parece lo visto en las estepas rusas. Los Ejércitos usan soldados, tanques y grandes tormentas de artillería, antes y durante sus movimientos.
El equipo podía ver un sujeto a 8 kilómetros de distancia. El equipo viajó en una camioneta camuflada, a oscuras, en tanto recibieron avisos de que un dron iraní Orlan 10 volaba sobre el área, pero las nubes bajas impidieron verlo. El ruido era como de una podadora de pasto.
Los rusos dependen de los drones para dirigir su artillería. En grupo era comandado por un voluntario estadounidense apodado Wolf, un exmarine jubilado que declaró que estaba con Ucrania y vino a pelear por “ser un buen cristiano y era lo correcto”.
Este equipo forma parte del Legión Extranjera (el reverso del grupo mercenario Wagner de Rusia) y el marino retirado se encontraba en acción, con un canadiense, un británico y un australiano, con un traductor. Los residentes de Bajmut desconfían de todo extranjero más si portan rifles. La ciudad de 70 mil habitantes se ha reducido a unos cuantos sobrevivientes que se organizan para recabar leña y no morir congelados, juntan agua de charcos de deshielo. Es duro sobrevivir.
La historia de este reportaje vale la pena leerse directamente. No quisiera anticipar el desenlace pero los rusos contraatacaron con un gps contra la observación infrarroja, los satélites se pusieron difíciles y finalmente las comunicaciones se lograron y los héroes de Ucrania regresaron para tener como premio otra misión igual o peor.
Durante su observación, hubo una ofensiva de Ucrania que perdió un tanque en el avance, con las manchitas de los defensores avanzado. Todo se hizo para lograr la descarga de obuses de 155 mm cedidos por Estados Unidos contra blancos que estimaron que valían la pena.
La detección de dos camiones rusos fue clara, pero el mando decidió economizar los misiles guiados y los dejaron para blancos más importantes, son valiosos y escasos. Una operación más de las muchas que forman el libro de la guerra, realizada con mérito y peligro explorar para detectar es una parte del juego.
CAZADORES HUMANOS
Por otra parte a estas distancias los francotiradores resultan esenciales, con capacidad de determinar un blanco a más de 1500 metros. Pero también son muy selectivos en sus blancos de hecho esta función de la guerra fue modificada.
Vietnam reescribió el papel de los francotiradores, al aplicarlos en lugares como la base de Kee Shan, donde los estadounidenses y aliados quedaron atrapados por meses. Como parte de la defensa de su base de helicópteros principalmente usaron francotiradores que despejaban los perímetros de la base.
Un uso poco elitista, pero que funcionó para sostenerse eliminando Viet Congs. Ninguna base activa y permanente llegó a ser ocupada durante esa guerra, mientras estuvieron presentes los estadounidenses pero el asedio dejó huellas.
Los asedios a ese tipo de base, como en Da Nang, se sostuvieron con incursiones aéreas precisas, demasiado cercanas y en ocasiones ocasionado víctimas por fuego amigo, con refuerzos con helicópteros y abasto, y custodia con francotiradores, según lo documentó con fotos impresionantes Life de entonces, revista que reinaba a nivel mundial en los sesentas.
En estas operaciones nacieron el uso de artillería con proyectiles que liberaran cientos de “flechas pequeñas” de acero que volaban en todas partes, que empleaban cuando los perímetros cedían y una oleada de invasores llegaba. Ahí fue su origen y aplicación, ante una saturación de oleadas enemigas.
Ahora son parte del menú en Rusia y por parte de Ucrania, ante avances masivos que pretenden apoderarse de los sitios. Una peligrosa manera de librarse del enemigo que también demando perdidas de amigos, la innovación de Rusia es que no ha dudado usarla contra civiles como ya lo denunciaron igual que las bombas de racimo, ante instancias de Derechos Humanos Internacionales.
Los sitios en trincheras esperan pacientemente a que asome un enemigo y se exponga por segundos, la mira telescópica lo asegura y luego el disparo. El resultado presumible es un muerto y así lo hicieron en Vietnam, ahora el deporte de los guerreros en el frente.
En batallas que recuerdan Stalingrado, los francotiradores resultan un enemigo peligroso que detecta a distancia potenciales blancos, y las perdidas pueden desalentar y hacerte sentir vulnerable totalmente como para pretender avanzar.
Por ello se da que los combatientes se arrastren entre las ruinas, labor cansada y desagradable, pero que les deja estar vivos y relativamente a salvo de los cazadores de humanos, esa cofradía que dice una bala, un muerto.
La preparación de un francotirador lleva más tiempo y en algunos casos como los estadounidenses operan en pareja con un marcador que da distancia, tiempo, y calcula la trayectoria del disparo, como una computadora humana que da el 50% del éxito del disparo.
No es solamente que aparezca el objetivo en la mira, es todo un mortal arte, en que ambas partes están jugando a aterrorizar a distancia con balas de alto calibre desde 7mm mag, 30-06, 333, etc. hasta calibre .50 que ya sirve para antiaéreo y es material de rifles pesados y ametralladoras pesadas.
Los rusos tienen buena fama en cuanto a diseñar rifles de precisión, pero las casas de armas ofrecen en ese sentido diferentes marcas y productos refinados que se aplican en uso bélico. Steyr Mannlichster, Mauser, Browning entre otros de origen austriaco, alemán, británico, checo o suizo, buscan crear esas temibles armas dentro del rango de los 800 a 900 metros, que en manos expertas cuentan mucho en el juego de la guerra. Muchos civiles de Ucrania importaron estos rifles para resistirse ya con su ejército, o como guerrilla particular.
Pero el calibre 50 de armas como el Barret M82, ya muy conocido y usado en México, por el crimen organizado y por el ejército mexicano,el McMillan Tac 50, y armas de Israel, de Gran Bretaña, hasta de Finlandia, Italia, etc. Con precios que van de 6 mil a 12 dólares por cada unidad de este tipo, son exclusivos de todos los ejércitos y buscan blancos hasta a 4 mil metros.
Blancos de leyenda a 4 kilómetros se han registrado a manos de los amos de este oscuro arte. Los Marines francotiradores admiran el disparo, no el propósito; de Lee H. Oswald, el comunista que disparó a Kennedy porque acertó en su época, a una distancia inusual a un blanco móvil en la cabeza.
Es tipo de guerrero que encuentra su pasado en arqueros notables que era la forma de causar muertes a distancia. Una extraña mezcla de paciencia, sangre fría, astucia y habilidades superiores en el disparo y en ocultamiento y la importante fuga en que se la rifan para sobrevivir.
El héroe texano francotirador Navy Seal, Chris Kyle, veterano de la Guerra del Golfo, acreditó 120 muertes en cuatro estancias en Irak, salvando a muchos Marines en acción, antes de morir en un campo de tiro agredido por un camarada psicópata que intentaba rescatar, para asimilar la vida civil, pero tuvo como Navy Seal, un entierro digno de héroe mitológico y su vida llevada a la pantalla.
En las estepas surgirán más personajes así, algunos nunca serán conocidos, serán anónimos y otros irán al pedestal de los héroes, serán famosos. La industria de armas mundial proveé todo para consumar estos mortales ejercicios. Incluso los cartuchos tienen un menú: Perforantes, Trazadores, Incendiarios, Expansivos, que en su descripción dicen para que son, las miras han cambiado son más poderosas, nítidas, laser o electrónicas y las nocturnas infrarrojas.
Estos especialistas como han causado la muerte de 5 generales rusos que al inicio eran muy confiados. Esta guerra les ha dado de nuevo el escenario ideal, pero en todos los casos, solitarios o en pareja, o en stick de 7 hombres para misiones clandestinas con especialistas diversos, como la narrada no faltará este tirador de élite para terror de quiénes no sean su objetivo, porque este no se dará cuenta de lo que pasó; pero los de alrededor sabrán que pueden ser los siguientes.
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