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Jean Meyer: Conflicto histórico mueve la guerra en Ucrania

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Por Manuel Gutiérrez

Putin se nombró “historiador en Jefe” al asistir a la Sociedad Rusa de Historia Militar, enmarcando que la historia es: “La fuente del poderío y porvenir de Rusia, reside en nuestra memoria histórica” porque la historia es lo que mueve la causa de guerra en Ucrania, en la docta opinión del importante historiador e investigador del CIDE, Jean Meyer, que realizó un profundo análisis de las diferencias de visión entre los contendientes.

La visión rusa de la “gran guerra patria” o segunda guerramundial, difiere hasta en el día que festejan la victoria. Los aliados y Ucrania lo hacen el 8 de mayo, pero Rusia lo hace el 9 de mayo. Las diferencias y la batalla cultural entre estos dos países, se reflejan en el estado, sociedad, en sus billetes de banco, monumentos, lenguas, platillos y fronteras. Decir Kiev es decirlo en ruso, en ucraniano es Kyiv actualmente,como lo digas importa.

La visión rusa, parte de un terror ruso al “revisionismo histórico” que cuestiona los mitos y las figuras inconmovibles y en la IIWW les aterra que se hable del pacto nazi-soviético, que entregó a Polonia y Ucrania, para ellos las rectificaciones son verdaderas herejías.

Ucrania comenzó a padecer persecución desde el pacto Hitler-Stalin, con deportaciones masivas. De hecho la llamada hermandad se reduce a discurso, porque Ucrania ha vivido la dureza del stalinismo desde 1939.

Meyer conduce como maestro por los vericuetos de la historia indicando que para los rusos, Ucrania es la “pequeña Rusia” pero todo el proceso histórico produce una confrontación de las dos versiones.

Ucrania siempre tiende a la independencia y a la búsqueda de Occidente. Su independencia lograda en agosto de 1991, por el historiador y socialista radical, Hrushervski, a quién Ucrania considera el “padre de la patria”.

Mientras la versión oficial de Rusia condena a los líderes de Ucrania, que consideran como expone Meyer resultado de una visión de perestroika tardía, plantea fuertes críticas morales a la pasada Unión Soviética, a la que se señala como autora de la matanza de Katyn, de 14 mil soldados polacos, y de diversas nacionalidades,  como en la reciente matanza descubierta por el historiador Yuri Dmitriev, que descubrióuna matanza de más de 9000 personas, en una enorme fosa común siendo responsable en entonces jefe de la KGB actual asesor de Putin, de la FSB, nueva policía y organismo de espionaje ruso, lo que causó la desgracia del historiador, acusado falsamente de pedofilia.

Denunciar al stalinismo es pesado en la era de Putin, porque se ha dado carácter de forjador de la gran Rusia, sin ver los millones de muertos que causó y sus campos de concentración.

Rusia ha impuesto leyes para “proteger” su historia de la falsificación, pero nada protege a los que engañan con su versión oficial, totalmente tendenciosa y belicista.

La mirada del pasado, desarrolla el Maestro Meyer, del CIDE instrumenta que en los siglos XVII Y XVIII, Kyiv era parte de Rusia y muchos ven en eso el origen de su historia.El problema es que van juntos, pero no revueltos, ahí está el detalle, Cantinflas Dixit eso no lo puso Meyer.

La Iglesia Ortodoxa, interviene activamente en la divulgación de la historia oficial, mediante exposiciones,predicas y apoyo en que se destaca la idea de unidad rusa a cualquier precio con la Ortodoxia como religión oficial.

La verdad es que incluso la parte medieval, en que ya vimos la Orden Teutónica, la influencia de Polonia y Lituania, ambos países tienen desencuentros.

Incluso el Principe Vladimir, en ucraniano Voydimir, con su paso por Crimea y Sebastopol, son lugares míticos de la historia de Rusia medieval, pero tienen significados diferentes. Alexander Nevsky, otro gran héroe, que rechazó a suecos y teutones, e incluso Iván el Terrible, son vistos como enemigos de Occidente que marcan la pauta para Moscú actual.

Para Ucrania, en cambio desde 998, en su conversión al catolicismo, la historia tiene otro significado. Cada parte hace del pasado sustento de la leyenda para su futuro. Ellos ven su historia como impulso independiente, Rusia la arma para amarrarlos a su bandera.

Rusia instrumentó que el hermano pueblo ucraniano es rehén de una pandilla de nazis, pero no advierten que Ucrania penalizó el uso de símbolos nazis y comunistas, desde el 2015. Los historiadores de Ucrania, más exactos y sensatos ofrecen una versión más veraz y sólida, no buscando mitos, aunque ambos los sustentan.

Adicionalmente, la gran Hambruna de 1932 es recordada en Ucrania por los millones que murieron de hambre en el stalinismo, y en cambio la historia oficial de Rusia, pretende hacer pasar a Stalin sin tacha alguna y sin hambrunas, purgas, cárceles, fusilamientos y eliminaciones, a los que sometieron a los pueblos sujetos a la URSS.

Pero en forma sorprendente, Meyer expone que la historia es un cuento que se inventa para niños, leyenda comunitaria que se enseña a los pueblos, con una magistral simplicidad y de ahí parten las historias oficiales.

Cuando la política quiere servirse de la historia, genera una mala historia -agrega- falsa, en nombre de defenderla de la falsificación. Rusia vive en eso. La memoria es recuerdo de sucesos, de un ser vivo, cuando es colectiva, es social, pero la memoria al ser pasado, es un producto susceptible de ser instrumentado.

De esta manera, historia y memoria, pueden oponerse por muchas circunstancias y en el caso de estos dos países, Ucrania opone su memoria a la manipulación de Rusia Imperial Neo Zarista que ha incluso legislado de manera radical para proteger “la verdad oficial”. Por ello persiguieron el proyecto histórico de Andrei Sarajov, el Premio Nobel, porque sus datos eran diferentes.

Los mitos históricos, son el sustento de la historia rusa, con ellos olvidan datos importantes como el hecho que Crimea, en disputa por su simbolismo, fue regalada por Kruschev, a Ucrania, pero siempre ha formado parte de ella.

Jarkov, Donest y Lugansk, son sitios que ahora Putin reclama en base a su historia distorsionada. Crimea y Sebastopol, por ello no quieren que sean recuperados en la campaña de Ucrania, es perder un símbolo legendario.

Mientras Ucrania celebra a Iván Mazepa, cosaco de 1639-1709, por aperturar a Occidente, Rusia lo condena como traidor por servir a Polonia. Simon Pleitura, 1879 a 1926 tiene una condena similar, y Stepan Bandera, 1909 1959,  esvisto como agente nazi por Rusia, y como liberador por Ucrania. La historia de Bandera es interesante, sirvió con las tropas alemanas en Stalingrado, luchando contra el comunismo, así como el Batallón 201, que exterminó a polacos, bielorusos, rusos y judíos con miles de muertos, pero luego pasa el Ejército Insurgente Ucraniano brazo de la Organización Nacionalista Ucraniana y ahora pelea directamente por su país, ahora si es un ucraniano indiscutible.

Muchos eslavos se unieron a los nazis por el anticomunismo,lo cual es otra aberración inadmisible por el Historiador Jefe Putin. Bandera se enfrentó a la NKVD y al poder represor ruso.

Los soviéticos reprimieron a Ucrania, hasta 1960 con las siguientes cifras: 153 mil muertos, arrestaron 134 mil, deportaron 203 mil, por ello luchó contra ellos StepanBandera, y sus seguidores hasta ese año fue un guerrero toda su vida por Ucrania. Ahora, es un gran héroe, odiado en Moscú.

Conocedores de otra versión de la historia, los ucranianos restauraron el monumento a la División SS Gallizia, aniquilada en 1944 por el Ejército Rojo, al pretender defender a Ucrania del avance comunista, ante la represión esperada los alemanes se la rifaron por los ucranianos, esto lo encuentran como un gesto nazificador, cuando es sólo un hecho de su historia en la segunda guerra en que se cumplió la idea de rescatar a esos pueblos del comunismo como decía la propaganda hitleriana, pero si es naturalmente antisoviético, pero es la historia real.

Este gesto sirve de pretexto para argumentar que hay nazis en el gobierno de Ucrania, que a su vez acusan al gobierno comunista de esos crímenes, incluso del asesinato colectivo por hambre.

Pamiat se denomina la memora rusa, y es anti-semita, a la par que ultranacionalista. Ucrania es más abierta y ha aceptado a los judíos que luchan por Ucrania como los nativos. Zelensky es judío y ha honrado su cargo y su misión. La guerra actual no es pan de un día, tiene muchas y profundas causas de todo tipo y Meyer las encontró en la historia.

Ante la barrera opuesta de datos y referencias diferentes, la propuesta de los rusos cayó en proponer el genocidio de Ucrania. Así de radicales. Es decir, exterminar un género humano, culturalmente y existencialmente incluso con un plan de 30 años para erradicar hasta el nombre de ese país.

La propuesta fue realizada por historiadores, Lomkin y Sergueitsev, en la agencia rusa oficial RIA Novosti. “EL nazismo se oculta en aspiraciones de independencia y europeización” dijeron como justificación. Pero es importante distinguir quién invade, y quien mata civiles al por mayor.

Glosar el ensayo doctoral de Jean Meyer no fue nada fácil  por la intención de divulgar sus datos, lo mejor es recomendar el número de Enero de este año, de Nexos, en que aparece completo su trabajo, con densidad de referencias, citas precisas y sobre todo un mosaico de conocimiento en que el lector determina quién se justifica ante la historia, con la balanza de los hechos, nada de plagios, un verdadero aporte.

El trabajo se denomina: “Historia compartida, memorias enfrentadas: Ucrania y Rusia”. Justifica a su autor, como un Señor Doctor de la Historia, aunque sea odiado el CIDE por la 4T y usurpado en sus jerarquías, tomadas sus instalaciones e impedidos de hacer sus trabajos, por un gobierno populista que odia la investigación, como Putin, porque no cuadre con sus líneas ideológicas, la historia como arma de conquista.

 

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